viernes, 29 de agosto de 2014

VERSION TAQUIGRAFICA VISITA COORDINADORA D JUBILADOS A COMISION D ASUNTOS LABORALES Y SEGURIDAD SOCIAL DEL SENADO.



 VERSION TAQUIGRAFICA VISITA COORDINADORA D JUBILADOS A COMISION D ASUNTOS LABORALES Y SEGURIDAD SOCIAL DEL SENADO.

(Ingresan a Sala representantes de la Coordinadora de Jubilados y Pensionistas del Uruguay.)
SEÑOR PRESIDENTE.- La Comisión tiene el gusto de recibir a integrantes de la Coordinadora de Jubilados y Pensionistas del Uruguay. Nos acompañan las señoras Felisa Alonso e Irma Mateos y los señores Juan Cabrera, Héctor Morales, Mario Trápani, Heber de los Santos y Ruben Charquero, quienes solicitaron una entrevista para plantear varios temas relacionados con la seguridad social.
SEÑOR MORALES.- En primer lugar, queremos agradecerles por la rapidez en que nos concedieron la entrevista.
            Estamos en una campaña de sensibilidad ante el Parlamento. Integramos una organización de jubilados que, desde hace mucho tiempo, sigue haciendo los mismos reclamos que hizo a los gobiernos anteriores y que nunca han sido atendidos.
            Queremos contarles, por ejemplo, sobre el maltrato hacia los adultos mayores en el Banco de Previsión Social, más allá de que existen casos excepcionales, queridos compañeros, tanto en la sede central, como en muchas de sus filiales. Pero, también tenemos de los otros porque, como dije, hay maltrato hacia los viejos, lo que es realmente injusto porque no se tiene en cuenta que quienes van a hacer una gestión, que van a hacer un reclamo, son personas de edad que ya no tienen la misma capacidad auditiva ni oral.
Esto que acaba de ocurrir ahora, aquí, es una especie de maltrato: los Senadores que se levantan porque no nos quieren escuchar.
SEÑOR PRESIDENTE.- Perdone, pero resulta que hubo una descoordinación y varias Comisiones comenzaron a sesionar en los mismos horarios. Esta Comisión comenzó a las tres de la tarde, pero la reunión se fue alargando.
SEÑOR MORALES.- Ayer estuvimos en la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes y cuando empezamos a hablar a dos Diputadas que la integran no les gustó, se levantaron y se fueron. Eso también es parte del maltrato que queremos denunciar. Además el señor Senador que se levantó ni siquiera me saludó; por  una cuestión de educación tendría que hacerlo; pero son las reglas del juego porque fuimos cuña del mismo palo.
En el interior del país nosotros constatamos severo maltrato  en varias filiales del Banco de Previsión Social, por ejemplo en la ciudad de Libertad, en Cebollatí, en Treinta y Tres. También sucede aquí en Montevideo, por ejemplo, en la Unión hay un señor o una señora gerenta que ni siquiera deja que los viejitos entren al baño cuando están haciendo cola en la calle, para cobrar o para hacer algún trámite. Eso es algo imperdonable, es un retroceso del ser humano en el tiempo porque, en la época de las cavernas, el viejo era el centro del cariño de la tribu, fuente de respeto y fuente de consulta.
            Recuerdo las palabras pronunciadas por el exPresidente Vázquez el 1º de marzo de 2005, en las escalinatas que dan a la Avenida del Libertador, cuando dijo que había llegado el momento en que ser viejo en el Uruguay dejaba de ser una condena. Le acertó, no es una condena, es un martirio, es insufrible ser viejo en Uruguay.
Por denunciar las cosas que denunciamos nosotros estamos excomulgados de la prensa; la prensa no nos escucha, no nos atiende, y cuando nos hacen una nota no la pasan. Un día le pregunté a un conocido periodista de uno de los canales de aire qué había pasado con una nota que nos habían hecho  y que no había salido. Él me dijo que no me lo había querido decir para no amargarme, pero lo que sucedía era que el editor cortaba las notas que nos hacían. Le pregunté por qué, textualmente le dije: “¿Qué tenemos nosotros? ¿Tenemos bichos?” -fue algo que se me ocurrió en el momento- y me contestó que lo que no teníamos era propaganda oficial y que los que la tenían no querían que nosotros habláramos.  Esas fueron las textuales palabras de ese periodista.

            La vida prueba eso; todos los días nos hacen notas. Ayer cuando denunciamos ante la prensa la conducta de estas dos Diputadas que se levantaron cuando comenzamos a hablar en el edificio anexo, el hecho le interesó a un solo medio de prensa, CX 36 Radio Centenario, que nos hizo una nota, pero los demás se fueron todos. Les dijimos que eso había ocurrido nada más y nada menos que en la Comisión de Derechos Humanos, que miraran nuestras caras y que calcularan las edades de las personas que habíamos ido. Había sido una falta de respeto perversa, pero la prensa ya está amenazada de que si nos hacen notas les sacan la propaganda oficial.
            Hace mucho tiempo que no tenemos el derecho a dialogar con ningún Ministro. El señor Ministro de Trabajo y Seguridad Social nos excomulgó. Asimismo, un señor que se llama Roberto Baz, que lo conocimos porque era un pinche en el sindicato de ATSS, pero que ahora tiene un cargo que no sé si lo inventaron para él porque es  Director Nacional de Seguridad Social -cuando ya hay un Banco de Previsión Social- se dio el lujo de echarnos de su despacho. Seguramente lo hizo porque no le gustan las cosas que nosotros denunciamos.
Ya hace dos o tres años que no hablamos con ningún integrante del Gobierno, y no estamos en cualquier organización, somos la organización decana de los jubilados que surgió después de la dictadura, sin ayuda de nadie y con una cantidad de contras. Fíjense que en las últimas elecciones, estigmatizados como estábamos y sin poder salir en la prensa, obtuvimos 42.000 votos, y aunque hubiéramos tenido un voto solo, merecemos todo el respeto que se merece cualquier organización social. Somos una organización social sin fines de lucro que no solo lucha por los derechos de los jubilados, sino que también trata de resolver algunos de los problemas que nos aquejan. Tenemos una policlínica que antes funcionaba todos los días de la semana, y gracias a una maldad del señor Ernesto Murro ahora funciona solo los lunes y los viernes, porque le dio la orden a una empresa que tenía convenio con nosotros de que cortara el convenio que nos dejaba una comisión como para poder mantener la policlínica abierta a diario. También teníamos una revista llamada “El Hacha” que hace un año que no se edita porque no tenemos plata. En fin, no hay ningún gobernante que dialogue con nosotros.
            En lo que respecta al llamado diálogo social, entendemos que cuando hay diálogo, todas las partes que quieran involucrarse con el tema a dialogar, tienen derecho a hacerlo. Nosotros no existimos para el diálogo nacional; no nos convocan. Por ello nos echó de su despacho el señor Roberto Baz, Director Nacional de Seguridad Social, y, por su parte, el Ministro Brenta inventó que yo había dicho a la prensa que él era tal cosa, cuando la prensa ni habla con nosotros. No tengo oportunidad de decir nada; si la hubiera tenido, le habría dicho muchas cosas al Ministro Brenta y a este supuesto Director Nacional de Seguridad Social, Roberto Baz.
            Voy a darles un poco más de información. Nuestra sede funciona en la calle Jackson 1409; cuando quieran concurrir, los invitamos a que vayan, las puertas están abiertas, para los que están aquí y quieran ir, y también para los que se fueron.
Nuestra organización es, fundamentalmente, de lucha y está en la calle en forma permanente peleando por los derechos de los jubilados. También somos una organización que trata de resolver algunos de los aspectos difíciles en la vida de los jubilados. Tenemos, por ejemplo, una abogada que colabora en forma gratuita con los trámites jubilatorios; a quienes requieren asesoría jurídica, nosotros les brindamos un servicio de abogacía.
No tenemos afiliados individuales, los afiliados nuestros son organizaciones de jubilados, no individuos.
Asimismo, brindamos ayuda psicológica gratuita cuando se trabaja en forma grupal, y por un muy bajo precio se les da atención psicológica individual.
Hay cursos de computación gratuitos, así como una biblioteca, también gratuita. Esta biblioteca tiene una riquísima historia; tenemos libros de Yenia Dumnova y Mario Jaunarena, secretarios del Embajador uruguayo en la URSS allá por la década de los 40; de Emilio Frugoni, porque sus secretarios dejaron una biblioteca hermosa que está en custodia nuestra desde hace muchos años; y también tenemos la biblioteca que nos donó la viuda del ex querido Senador de la República -ya fallecido- Eduardo Viera. Esa biblioteca está abierta a todos y es muy interesante porque no tiene novelas de Agatha Christie, sino novelas de temas políticos y sociales. Allí hay, por ejemplo, una colección de Marcha que es hermosa, y somos de los pocos que tenemos esos tesoros.
Además, se dan cursos de italiano; cuando veníamos para acá, la profesora de italiano quedó dando la clase a la gente que concurre a aprender el idioma. Tratamos de mejorar, en algunos aspectos, la triste vida de los viejos uruguayos.
            El 30 de abril le pedimos una entrevista al Presidente de la República para plantearle varios temas que aquejan al sector, pero ni siquiera nos contestó para decirnos que no nos podía atender. No nos han contestado. Nos ignoran. No existimos para el señor Presidente de la República y para todo su séquito. Nos atendió un señor Diego Pastorín, que nos miente cada vez que lo llamamos. Nos dice: “Sí, los voy a atender. Ya le dije a mi Secretaria”, pero la Secretaria, obligada, también mintió al comunicarnos: “El señor Pastorín dijo que los iba a atender el 30 de abril”. Desde el 30 de abril hasta acá, algunos de nosotros hicimos una medida de lucha para que nos recibieran. Hicimos una “sentada” frente a la Presidencia, porque lo habíamos intentado otras veces. Estas caritas que están acá y muchos veteranos más, estuvieron sentados, algunos en sillas -porque si se sentaban en el suelo no se podían levantar- y otros en el suelo, para lograr una entrevista con el Director General de Secretaría, el señor Diego Pastorín. No se nos ha recibido y en el transcurso del 30 de abril hasta ahora, algunos de los que estuvieron en esa medida de lucha, ya se fueron de este mundo.
            Entendemos que merecemos un poco más de respeto. No estamos reclamando piedad, sino respeto. Aunque sea, deberían contestarnos para decirnos que no nos quieren recibir, pero darnos una respuesta. ¡Nosotros existimos! ¡Estamos en esta  vida!
            Otra prueba del ataque a nuestra organización es la siguiente. Todas las organizaciones sociales sin fines de lucro, tienen exonerada la Contribución Inmobiliaria. A la Coordinadora  de Jubilados y Pensionistas del Uruguay le fue negada la exoneración por la señora Intendenta Municipal de Montevideo. Estamos peleando este tema. Teníamos una entrevista con la Comisión de Hacienda de la Junta Departamental este martes, que desgraciadamente se suspendió.
            Queremos  denunciar algunos de los problemas más fuertes que nos aquejan. Voy a dar algunas cifras. El promedio jubilatorio, oscila en los $ 8.000. En el mar de los promedios, se ahogan los más chiquitos, ya que tenemos  jubilaciones de $ 2.500, de  $ 3.000 y de $ 4.000, en un país donde la canasta básica familiar está situada en $ 55.000. Nos dicen que es un proceso y que hay que esperar. Acá hay muchos que no tienen tiempo de esperar. Nosotros prácticamente todas las semanas hacemos un minuto de silencio y esos que se van de este mundo merecen el respeto de los que supuestamente, cuando se arregle la cosa, tendrán los beneficios que reclamamos.
No nos cierran los argumentos. Dicen que no hay plata, pero yo ahora les voy a demostrar cómo hay plata en el BPS.
Tenemos un Sistema Integrado Nacional de Salud, que excluye a los más pobres y compañeros de 90 años que tienen que levantarse a la 1 de la mañana para ir a conseguir un número al Hospital de Clínicas, al Hospital Pasteur o al Hospital Maciel. Hay compañeros que viven en Las Piedras que cuando van al hospital, les dicen que no tienen médico de medicina general y los mandan a la policlínica barrial, pero allí el médico no va porque tuvo esto o aquello. Así, pasan semanas, pero las enfermedades no se detienen hasta que se consiga número o el médico atienda. A la edad nuestra, avanzan aceleradamente.
Tenemos entre 800.000 y 900.000 uruguayos que están fuera de la seguridad social.  La inmensa mayoría son viejos. No nos pueden decir -como frívolamente se expresa el señor Murro-: “No habrán trabajado; no cotizaron para el BPS”. Nadie vive sin trabajar; trabajaron, pero capaz que el patroncito juntaba los aportes y no los vertía al BPS. Quizás el trabajador arreglaba con el patrón porque el sueldo que ganaba era muy poco y prefería tener los aportes que se debían realizar al BPS, y por eso no se vertían. También puede suceder que el BPS  haya perdido información. En ciento de miles de casos, el trabajador va al Banco y allí se les dice que se perdieron los antecedentes, porque hubo un incendio e irresponsablemente no había respaldo. Aunque no estamos hablando del tiempo de las computadoras, sabemos que antes existía el papel carbónico. Como dije, por ese motivo mucha gente no puede jubilarse.
            Por otro lado,  a quienes solicitan pensión por vejez le hacen una investigación, un proceso como de la Gestapo para saber la integración de la familia y cuánto ganan el hijo, el hermano, el cónyuge y hasta el cuñado. Si alguno gana más de tres Bases de Prestaciones y Contribuciones, resulta que es ese familiar el que le tiene que pagar la pensión.
Lo mismo pasa con la pensión por discapacidad. También en ese caso investigan lo que ingresa en el núcleo familiar y si supera las tres Bases de Prestaciones y Contribuciones, el Banco de Previsión Social no paga nada.
Siempre cuento una anécdota que los señores Senadores no conocen. Un día venía para el Palacio Legislativo; enfrente hay un quiosco y de ahí salió una mujer joven que, furiosa, me dijo: “Morales, usted es un sinvergüenza, usted hace pelear a las familias”. Me di vuelta y le dije: “A usted no la conozco ¿por qué me insulta de esa forma?”. “¿Por qué?” -me contestó- “Porque usted le dijo a mi madre que yo tenía que pagarle la pensión por discapacidad”. “Mire,” -le contesté- “yo no le dije eso a su mamá, lo establece el Código y nosotros queremos cambiarlo, queremos anular eso porque sabemos que usted, por ejemplo, está trabajando para sacar el jornal del día. Moralmente, la familia protege a la familia pero el Estado tiene la obligación de protegerla también. Desgraciadamente, el Estado no la protege y por eso es que la obligan a usted a que le pague la pensión por discapacidad a su mamá”.
Hace muchos años hubo un conductor de los jubilados que se llamó don Paulino González; no era un hombre de izquierda pero fue un gran guía de los mal llamados pasivos, de los jubilados y pensionistas. Era famoso por las “sentadas” en la calle; nosotros, en nuestras medidas de lucha, tratamos de emular aquellas heroicas actitudes de los años 60.
Entre algunas de las cosas que consiguió estuvo el aguinaldo. Hoy en día, los jubilados del BPS y los policiales somos los únicos que no tenemos aguinaldo. Todos los trabajadores y los jubilados -militares, profesionales, notariales, etcétera- lo tienen menos nosotros. Nos mienten pero las mentiras tienen patas cortas; nosotros hicimos un juicio al BPS por esto. El señor Ernesto Murro decía que el aguinaldo estaba integrado en la liquidación de la jubilación. Resulta que la Jueza, que falló en contra nuestra, lo hizo alegando que el aguinaldo estaba derogado por el Acto Institucional Nº 9 de la dictadura. Así estamos en este país, donde los actos inválidos de la dictadura hoy tienen validez.
También en aquellos años Paulino González, buscando rescatar aquellos valores de la humanidad donde el viejo era el centro del cariño y del respeto, había conquistado con sus famosas “sentadas” algo más. Precisamente, buscando rescatar esos valores, pensó en cómo se podía homenajear al viejo uruguayo. Medallas, plaquetas o pergaminos sería algo de nunca acabar, entonces se fijó una cantidad simbólica de dinero -a la cual se le puso el nombre de “prima por edad”- que se le pagaba al jubilado cuando cumplía 70 años de edad. Era un reconocimiento de la sociedad hacia sus viejos, no tenía valor económico sino simbólico. Resulta que la dictadura lo elimina y el exPresidente Sanguinetti no lo devolvió en ninguno de sus períodos de gobierno, como tampoco lo hicieron el exPresidente Lacalle, ni el exPresidente Batlle. ¿Quién lo devolvió? El exPresidente Vázquez, pero mercantilizado. Resulta que si yo cobro más de tres  Bases de Prestaciones y Contribuciones, que no es una fortuna -si mal no recuerdo son $ 8.497- ya no soy el viejo querido por la sociedad que me homenajea, me convierto en un viejo de porquería, no me la pagan. Pero lo que es peor, la devolvió prostituida, porque si se suman los ingresos del núcleo familiar  y la suma fuera $ 8.498        -aunque yo gane $ 2.000- ya ni siquiera soy un viejo de porquería, porque no tenemos derecho a la prima por edad. Aquello del reconocimiento de la sociedad no existe, porque tengo un pariente, un hijo, que gana más de tres Bases de Prestaciones y Contribuciones, como si esto fuera una fortuna. Se perdió aquel valor que rescató don Paulino González.
            Si recorremos el país y vemos, sobre todo, a los jubilados rurales y las jubiladas domésticas, veremos que no son jubilaciones de hambre o de miseria, las jubilaciones que perciben son vergonzosas, de $ 2.500 y $ 3.000. Dicen que no hay plata, sin embargo, se están privatizando casi todos los servicios del Banco de Previsión Social.
            En el año 2002 -los viejos funcionarios del Palacio Legislativo deben acordarse cómo veníamos a este Recinto- el doctor Batlle nos quiere sacar de lo que nosotros entendemos es el lugar natural en el que  cobrábamos la jubilación que es la Caja de Jubilaciones. Se quiso tomar esa medida modernizante y que cobráramos en cajeros automáticos, sin tener en cuenta que no somos de los tiempos de las nuevas tecnologías. Luchamos, peleamos, dijimos que no, que no podían obligarnos que, en todo caso, fuera una decisión opcional, porque la inmensa mayoría de nosotros era del tiempo del pagador de sueldos de carne y hueso. Logramos derrotar eso, ¿saben con qué? Con la ayuda de un canal de televisión de Paysandú que entrevistó al azar a una señora que estaba en la cola del Banco de Previsión Social de esa ciudad. Le preguntaron si quería hacer la prueba con el cajero automático y la señora intentó catorce veces cobrar, no pudo y fue a cobrar con el cajero de carne y hueso. Derrotamos eso, y con alguno de los Legisladores que en aquel tiempo eran de la oposición -que hoy forman parte del Partido de Gobierno- elaboramos un proyecto de ley de doble opción para que el jubilado pudiera elegir dónde cobrar -en el Banco de Previsión, que era el lugar natural, en el cajero automático, o en un Abitab, donde quisiera- en una actitud de respeto hacia la voluntad personal de cada uno.
Resulta que hace un año y medio atrás se habló de bancarización, hasta se habla de que la tarjeta del Club de Baby Fútbol del barrio se va a pagar a través de los bancos. Nosotros no estamos de acuerdo con esto, nos parece que debe ser la gente la que elija dónde cobrar. Ni siquiera nos permiten elegir  dónde cobrar las miserables jubilaciones que cobramos. No es justo, señores Senadores.
¿Saben una cosa? Si ustedes van al Banco de Previsión Social a las 7 de la mañana -abre a las 9 y 30-  verán que las colas para los préstamos son enormes. Este es otro de nuestros estigmas. La jubilación no nos alcanza y si se nos rompe algo, se nos enferma un familiar o tenemos que viajar por asuntos de familia, no tenemos plata. ¿Qué hacemos? El Banco de Previsión Social nos presta dinero al 33% de tasa de interés anual cuando debería cobrarnos los gastos administrativos y algún pequeño recaudo para mantener el capital; en estos tiempos en que se habla de la fortaleza del peso y el aumento de la economía, nos cobra un 33%. El Banco de Previsión Social “curra” con las miserias, con las necesidades de los viejos trabajadores uruguayos, de aquellos que enriquecimos al país, de aquellos que enriquecimos a nuestros antiguos patrones, de aquellos que enriquecimos a algunos gobernantes -de los anteriores y de los actuales- pero se “curra” con nuestra miseria.
Como el mes que viene vamos a cobrar un poco menos, nos metemos en los préstamos del Banco República, pero resulta que hay tres líneas de crédito. Quien les habla está metido en tres del Banco República, y no para comprarme un auto cero kilómetro ni para viajar a Cancún, sino para ir cubriendo las necesidades. El Banco República nos cobra alrededor de un 38% y terminamos en las privadas, que nos cobran más del 50%. Hay gente que cobra papeles, porque podemos operar hasta el 70% de nuestras magras jubilaciones. Estamos metidos en esos préstamos infames que nos matan, y el único que agarramos junto es el primero que hacemos en cada lugar, porque después reenganchamos. Estamos esperando los diez meses para reenganchar, porque la miseria, el hambre y las enfermedades son duras o porque se nos rompe la heladera o la cocina y no tenemos plata para arreglarla.
Ahora se va a privatizar también el tema de los préstamos. Es decir que vamos a poder ir a cobrar los préstamos a cualquiera de esas casas que proliferan todos los días y que crecen como hongos. El negocio más grande en el Uruguay es prestar plata, sobre todo a los viejos. Incluso, hay Directores del BPS que dicen que son representantes sociales y cobran fuera del BPS. Muchos de nuestros compañeros de la Coordinadora de Jubilados son trabajadores públicos y otros que no lo son también defienden al BPS como una empresa pública. También hay Legisladores que no cobran en el BPS, que se modernizaron, pero los respetamos, porque nosotros impulsamos la ley de doble opción. Quiero recordar que el Presidente Batlle vetó esa ley, pero nosotros le levantamos el veto con miles y miles de viejos acá alrededor.
Nos dicen que no hay plata, pero les voy a contar cuánto ganan aquellos que fijan jubilaciones de $ 3.000, $ 4.000, $ 5.000 o $ 6.000, según la versión que nos llegó. Los señores Senadores tienen poder para investigarlo; nosotros no lo tenemos, pero confiamos en las fuentes que nos hicieron llegar estas versiones. El Gerente de Sumarios del BPS gana $ 93.370 más compensación; a esa altura las compensaciones son de alrededor de $ 10.000. El Jefe de Sección gana $ 67.739 más $ 13.548 por extensión horaria y más la compensación. El Gerente de Sector gana $ 93.370 más compensación. El Gerente de Área gana $ 151.605 más compensación. El Gerente General gana $ 111.176 más $ 90.864, no sé por qué concepto, y más la compensación. El Asesor del Directorio, algo que es repugnante -el doctor Giorgi; tuvieron que topearlo, porque si no ganaba más que el Presidente de la República- gana       $ 202.140 más $ 28.672 y más compensaciones. Es inmoral que asesore al Directorio para otorgar jubilaciones de hambre y que este hombre gane en un mes lo que no gana un jubilado en treinta o cuarenta años. Es vergonzoso. El Director Técnico de Prestaciones gana $ 151.605 más $ 40.428 y más la compensación. El Subgerente General gana $ 111.176 más $ 70.750. El Gerente de Informática gana $ 181.926 más compensación.
Desgraciadamente, la reestructura que fijó estos sueldos contó con el aval del sindicato de los trabajadores del Banco de Previsión Social; recién vimos salir a algunos de esta Sala. En mis tiempos, cuando yo era militante sindical, ante estos escándalos, poco menos que teníamos prendido fuego el Uruguay. Hace un tiempo fui a San José y me encontré con el señor Representante Cersósimo que fue Subsecretario del Ministerio de Industria         -soy jubilado del Frigorífico Nacional pero fui trasladado al Ministerio de Industria y era Presidente del Sindicato- quien me dijo: “Morales, pensar que me hizo la vida imposible en aquellos años y ahora coincido totalmente con usted”, haciendo referencia a cuando le denunciábamos algunas de estas cosas.
            Reitero, no vinimos a buscar piedad. Es más; tenemos una larga trayectoria parlamentaria. Cuando éramos trabajadores fuimos dirigentes de COFE y hoy, todos los compañeros que estamos acá, que somos jubilados, tenemos una larga trayectoria de concurrencia al Parlamento para reclamar un poco de justicia, de sentido común y para decirles a los señores Legisladores que nosotros no podemos darnos el lujo de aguardar por ese proceso del cual nos hablan. Para nosotros es hoy o nunca porque no tenemos tiempo para esperar. Si hay un sector de la sociedad que no tiempo de esperar es el nuestro. Sabemos que el Parlamento no tiene iniciativa en materia de seguridad social para aumentar jubilaciones, pero cada uno de ustedes integra un partido político y puede hablar con los jefes políticos de cada una de las Bancadas y ver qué se puede hacer en conjunto para que, por lo menos, se atienda alguno de los puntos que reclamamos.
            Pretendemos -algunos nos dicen que estamos locos, pero no es así- una jubilación mínima de $20.000. La jubilación mínima ahora está en $5.800, y hay peticiones de $6.200, $400 de aumento. Eso es una inmoralidad, nosotros no hacemos eso. Pedimos $20.000. ¿Por qué? Porque no requerimos en función de lo que nos quieran dar sino de lo que se precisa. Y $20.000 es una cifra vieja porque ya hace como un año que lo resolvimos.
            Solicitamos ajustes cada cuatro meses. Estamos un año corriendo detrás del precio de la carne, de la leche, de los fideos, del arroz, de la verdura y de los servicios del Estado. Los precios aumentan todos los días. En el día de ayer recibí, por ejemplo, los tributos domiciliarios. La última vez pagué cuatrocientos y pocos pesos -creo que llegan cada dos meses- y ahora me vinieron $ 631. El propio Estado es el que sube los precios. Nosotros tenemos que esperar un año para tener un ajuste jubilatorio porque estos mendrugos que dan en el mes de julio de $ 300 o $ 400 no sirven para nada, y no se los dan a todos sino a quienes cobran las jubilaciones mínimas. La canasta humillante que recibimos a fin de año no resuelve las cosas. Al contrario, nos avergüenza. Es una vergüenza que a mujeres y hombres que dejaron su vida  trabajando por este país, se los destrate y se les falte el respeto de esa forma.
            Pedimos ajustes de jubilaciones cada cuatro meses.
            Queremos la devolución del aguinaldo y de la prima por edad sin topes. Pedimos la derogación del Fonasa y la instalación de un sistema único y estatal de salud. Estamos gastando mucho más dinero en salud, que en el caso de que fuera  el Ministerio de Salud Pública el único que operara en esta materia. ¡Fortunas se están llevando las camarillas de los dueños de las mutualistas!
            A mí, como a miles, me metieron a “prepo” en el Fonasa. Voy a la mutualista y me dan dos medios medicamentos al año. Lo que sucede es que nosotros, cuando vamos al médico, tenemos que pedir cuatro o cinco medicamentos. Yo, que soy uno de los más jóvenes de los que estamos acá -y estoy pisando los 70 años- tomo siete medicamentos por día. Con el Fonasa y sin él hay que llevar plata a la mutualista porque me darán medicamento este mes, pero ya no el mes que viene porque los remedios hay que pagarlos. El Fonasa, después de las AFAP, es la estafa más colosal que nos han hecho a los uruguayos hasta el día de hoy. No podemos atender la salud y no olvidemos que tenemos los compañeros que van a la una de la mañana a hacer cola a los Hospitales de Clínica, Pasteur o Maciel.
Pedimos la derogación del Fonasa y la instalación de un sistema único, nacional y estatal de salud. Asimismo, solicitamos cobrar la jubilación donde queramos. ¿Cómo es posible que no podamos cobrar en el BPS? Resulta que el señor Murro, que tiene una calidad para elaborar cosas en materias que no nos hacen ningún bien, nos dice que el jubilado nuevo debe cobrar en Abitab, Red Pagos o Banco República. Y nosotros le decimos: “No, él eligió cobrar acá”. Y nos responde: “Pero acá no puede cobrar porque no hay más cupos”. Resulta que se le paga a Renaemse una determinada cantidad de dinero para que se cobre una determinada cantidad de jubilaciones. Murro dice que no hay cupos. Nosotros preguntamos: ¿son inmortales los que cobramos en el BPS? ¿No se muere ninguno? ¿No se abre ninguna nueva posibilidad para el que quiera cobrar en dicho organismo? Esto es una estafa a partir de una ley, la Nº 17.550, que alguno de ustedes votaron, por la que no se nos permite cobrar en el BPS.
            Podría pasar toda la tarde describiendo penurias de nuestro sector, pero ni ustedes ni nosotros tenemos tiempo para seguir hablando. Ustedes viven en Uruguay y saben cuál es la realidad. Aunque pasen por la calle en un coche, podrán ver la miseria que hay y apreciar que la inmensa mayoría que la está padeciendo son viejos. Destapen a alguno que vean -si es que está tapado el pobre desgraciado- y observen. Ser viejo en el Uruguay es un martirio, un suplicio. ¡Por favor, señores Legisladores, les pido que tengan un poco de sensibilidad! No tienen iniciativa en materia de seguridad social. ¡Pero protesten, golpeen, exijan a los jefes de sus partidos, a los integrantes del Partido de Gobierno! ¡Pidan al Presidente que los reciba para que por lo menos puedan describirle la situación, que vea cuál es! No nos quieren recibir porque nosotros decimos estas cosas. Reciben a otros que son cómplices de lo que está pasando. A nosotros no nos reciben.
            Pedimos esta reunión con ustedes para que el Senado tenga la otra versión de esta triste novela que vivimos los viejos uruguayos.
            Muchas gracias, señor Presidente.
            Estamos a las órdenes por si alguien quiere hacer alguna pregunta.
SEÑOR DOS SANTOS.- Yo pido a estos señores Legisladores integrantes de esta Comisión que tengan un poco de sensibilidad. Como pasivo con 76 años cobro una jubilación de $ 8.000, pero dicho monto está reducido debido a los préstamos del BPS porque, de lo contrario, no podemos asumir el diario vivir. Inclusive, hoy los viejos hasta debemos ayudar y darles una mano a los nietos. Pero con $ 8.000 no se puede hacer mucho. Quiero que les trasmitan esto a los jefes de los diferentes partidos que integran el Gobierno, que tengan un poco de sensibilidad para con nosotros. Teniendo en cuenta el costo de la canasta familiar hoy en día, el costo de vida, y lo que nos da la seguridad social de ingreso, es imposible, desgraciadamente, tener acceso a los artículos de primera necesidad, siendo de total conocimiento que estos aumentan paulatinamente, si no todos los días, todas las semanas. Recuerdo que hace muchos años los jubilados ni se acordaban de que existían los préstamos del BPS y del BROU, y hoy si no recurrimos a ellos no podemos subsistir. ¿Qué significa eso? Vivir con migajas, de rodillas todo el mes, todo el año. Así que lo único que les suplico es un poco de sentido común, de sensibilidad para con nosotros.
            Muchas gracias y disculpen la molestia.
SEÑORA ALONSO.- En mi caso, tengo 89 años y estoy jubilada desde el año 1977. Me jubilé muy joven, por enfermedad y con todos los derechos de la ley. ¿Y saben qué pasa hoy? Cobro $ 9.000. Acá están todos los papeles de la jubilación mía; puede revisarlos.

SEÑOR PRESIDENTE.- No hace falta. Le creo.

SEÑORA ALONSO.- Antes, para todos los jubilados había un descuento, que era de un 60%. Hoy no tenemos nada. Nos controlan todo. Ni siquiera podemos acercarnos al Presidente del Banco de Previsión Social para reclamar, porque no nos recibe, así que no podemos hacer nada. Pero voy a luchar por los que vienen atrás, o sea, por ustedes mismos.

SEÑOR PRESIDENTE.- Tomamos nota de toda la problemática planteada, que ha quedado registrada en la versión taquigráfica.

           


Les agradecemos su presencia.

            No habiendo más asuntos, se levanta la sesión.

(Es la hora 17 y 52 minutos.)

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