VERSION TAQUIGRAFICA VISITA COORDINADORA D JUBILADOS A COMISION D ASUNTOS LABORALES Y SEGURIDAD SOCIAL DEL SENADO.
(Ingresan a Sala
representantes de la
Coordinadora de Jubilados y Pensionistas del Uruguay.)
SEÑOR PRESIDENTE.- La Comisión
tiene el gusto de recibir a integrantes de la Coordinadora de
Jubilados y Pensionistas del Uruguay. Nos acompañan las señoras Felisa Alonso e
Irma Mateos y los señores Juan Cabrera, Héctor Morales, Mario Trápani, Heber de
los Santos y Ruben Charquero, quienes solicitaron una entrevista para plantear
varios temas relacionados con la seguridad social.
SEÑOR MORALES.- En primer lugar, queremos agradecerles por la rapidez en que nos
concedieron la entrevista.
Estamos en una campaña de sensibilidad ante el
Parlamento. Integramos una organización de jubilados que, desde hace mucho
tiempo, sigue haciendo los mismos reclamos que hizo a los gobiernos anteriores
y que nunca han sido atendidos.
Queremos contarles, por ejemplo, sobre el maltrato hacia
los adultos mayores en el Banco de Previsión Social, más allá de que existen
casos excepcionales, queridos compañeros, tanto en la sede central, como en
muchas de sus filiales. Pero, también tenemos de los otros porque, como dije,
hay maltrato hacia los viejos, lo que es realmente injusto porque no se tiene
en cuenta que quienes van a hacer una gestión, que van a hacer un reclamo, son
personas de edad que ya no tienen la misma capacidad auditiva ni oral.
Esto que acaba de ocurrir
ahora, aquí, es una especie de maltrato: los Senadores que se levantan porque
no nos quieren escuchar.
SEÑOR PRESIDENTE.- Perdone, pero resulta que hubo una descoordinación y varias Comisiones
comenzaron a sesionar en los mismos horarios. Esta Comisión comenzó a las tres
de la tarde, pero la reunión se fue alargando.
SEÑOR MORALES.-
Ayer estuvimos en la Comisión
de Derechos Humanos de la
Cámara de Representantes y cuando empezamos a hablar a dos
Diputadas que la integran no les gustó, se levantaron y se fueron. Eso también
es parte del maltrato que queremos denunciar. Además el señor Senador que se
levantó ni siquiera me saludó; por una
cuestión de educación tendría que hacerlo; pero son las reglas del juego porque
fuimos cuña del mismo palo.
En el interior del país nosotros constatamos severo
maltrato en varias filiales del Banco de
Previsión Social, por ejemplo en la ciudad de Libertad, en Cebollatí, en
Treinta y Tres. También sucede aquí en Montevideo, por ejemplo, en la Unión hay un señor o una
señora gerenta que ni siquiera deja que los viejitos entren al baño cuando
están haciendo cola en la calle, para cobrar o para hacer algún trámite. Eso es
algo imperdonable, es un retroceso del ser humano en el tiempo porque, en la
época de las cavernas, el viejo era el centro del cariño de la tribu, fuente de
respeto y fuente de consulta.
Recuerdo las palabras pronunciadas
por el exPresidente Vázquez el 1º de marzo de 2005, en las escalinatas que dan
a la Avenida
del Libertador, cuando dijo que había llegado el momento en que ser viejo en el
Uruguay dejaba de ser una condena. Le acertó, no es una condena, es un
martirio, es insufrible ser viejo en Uruguay.
Por denunciar las cosas que denunciamos nosotros estamos
excomulgados de la prensa; la prensa no nos escucha, no nos atiende, y cuando
nos hacen una nota no la pasan. Un día le pregunté a un conocido periodista de
uno de los canales de aire qué había pasado con una nota que nos habían
hecho y que no había salido. Él me dijo
que no me lo había querido decir para no amargarme, pero lo que sucedía era que
el editor cortaba las notas que nos hacían. Le pregunté por qué, textualmente
le dije: “¿Qué tenemos nosotros? ¿Tenemos bichos?” -fue algo que se me ocurrió
en el momento- y me contestó que lo que no teníamos era propaganda oficial y
que los que la tenían no querían que nosotros habláramos. Esas fueron las textuales palabras de ese
periodista.
La vida prueba eso; todos los días nos
hacen notas. Ayer cuando denunciamos ante la prensa la conducta de estas dos
Diputadas que se levantaron cuando comenzamos a hablar en el edificio anexo, el
hecho le interesó a un solo medio de prensa, CX 36 Radio Centenario, que nos
hizo una nota, pero los demás se fueron todos. Les dijimos que eso había
ocurrido nada más y nada menos que en la Comisión de Derechos Humanos, que miraran
nuestras caras y que calcularan las edades de las personas que habíamos ido.
Había sido una falta de respeto perversa, pero la prensa ya está amenazada de
que si nos hacen notas les sacan la propaganda oficial.
Hace mucho tiempo que no tenemos el
derecho a dialogar con ningún Ministro. El señor Ministro de Trabajo y
Seguridad Social nos excomulgó. Asimismo, un señor que se llama Roberto Baz,
que lo conocimos porque era un pinche en el sindicato de ATSS, pero que ahora
tiene un cargo que no sé si lo inventaron para él porque es Director Nacional de Seguridad Social -cuando
ya hay un Banco de Previsión Social- se dio el lujo de echarnos de su despacho.
Seguramente lo hizo porque no le gustan las cosas que nosotros denunciamos.
Ya hace dos o tres años que no hablamos con ningún
integrante del Gobierno, y no estamos en cualquier organización, somos la
organización decana de los jubilados que surgió después de la dictadura, sin
ayuda de nadie y con una cantidad de contras. Fíjense que en las últimas
elecciones, estigmatizados como estábamos y sin poder salir en la prensa,
obtuvimos 42.000 votos, y aunque hubiéramos tenido un voto solo, merecemos todo
el respeto que se merece cualquier organización social. Somos una organización
social sin fines de lucro que no solo lucha por los derechos de los jubilados,
sino que también trata de resolver algunos de los problemas que nos aquejan.
Tenemos una policlínica que antes funcionaba todos los días de la semana, y
gracias a una maldad del señor Ernesto Murro ahora funciona solo los lunes y
los viernes, porque le dio la orden a una empresa que tenía convenio con
nosotros de que cortara el convenio que nos dejaba una comisión como para poder
mantener la policlínica abierta a diario. También teníamos una revista llamada
“El Hacha” que hace un año que no se edita porque no tenemos plata. En fin, no
hay ningún gobernante que dialogue con nosotros.
En lo que respecta al llamado
diálogo social, entendemos que cuando hay diálogo, todas las partes que quieran
involucrarse con el tema a dialogar, tienen derecho a hacerlo. Nosotros no
existimos para el diálogo nacional; no nos convocan. Por ello nos echó de su
despacho el señor Roberto Baz, Director Nacional de Seguridad Social, y, por su
parte, el Ministro Brenta inventó que yo había dicho a la prensa que él era tal
cosa, cuando la prensa ni habla con nosotros. No tengo oportunidad de decir
nada; si la hubiera tenido, le habría dicho muchas cosas al Ministro Brenta y a
este supuesto Director Nacional de Seguridad Social, Roberto Baz.
Voy a darles un poco más de
información. Nuestra sede funciona en la calle Jackson 1409; cuando quieran
concurrir, los invitamos a que vayan, las puertas están abiertas, para los que
están aquí y quieran ir, y también para los que se fueron.
Nuestra organización es, fundamentalmente, de lucha y está
en la calle en forma permanente peleando por los derechos de los jubilados.
También somos una organización que trata de resolver algunos de los aspectos
difíciles en la vida de los jubilados. Tenemos, por ejemplo, una abogada que
colabora en forma gratuita con los trámites jubilatorios; a quienes requieren
asesoría jurídica, nosotros les brindamos un servicio de abogacía.
No tenemos afiliados individuales, los afiliados nuestros
son organizaciones de jubilados, no individuos.
Asimismo, brindamos ayuda psicológica gratuita cuando se
trabaja en forma grupal, y por un muy bajo precio se les da atención
psicológica individual.
Hay cursos de computación gratuitos, así como una
biblioteca, también gratuita. Esta biblioteca tiene una riquísima historia;
tenemos libros de Yenia Dumnova y Mario Jaunarena, secretarios del Embajador uruguayo
en la URSS allá
por la década de los 40; de Emilio Frugoni, porque sus secretarios dejaron una
biblioteca hermosa que está en custodia nuestra desde hace muchos años; y
también tenemos la biblioteca que nos donó la viuda del ex querido Senador de la República -ya fallecido-
Eduardo Viera. Esa biblioteca está abierta a todos y es muy interesante porque
no tiene novelas de Agatha Christie, sino novelas de temas políticos y
sociales. Allí hay, por ejemplo, una colección de Marcha que es hermosa, y somos de los pocos que tenemos esos
tesoros.
Además, se dan cursos de italiano; cuando veníamos para acá,
la profesora de italiano quedó dando la clase a la gente que concurre a
aprender el idioma. Tratamos de
mejorar, en algunos aspectos, la triste vida de los viejos uruguayos.
El 30
de abril le pedimos una entrevista al Presidente de la República para
plantearle varios temas que aquejan al sector, pero ni siquiera nos contestó
para decirnos que no nos podía atender. No nos han contestado. Nos ignoran. No existimos
para el señor Presidente de la
República y para todo su séquito. Nos atendió un señor Diego
Pastorín, que nos miente cada vez que lo llamamos. Nos dice: “Sí, los voy a
atender. Ya le dije a mi Secretaria”, pero la Secretaria, obligada,
también mintió al comunicarnos: “El señor Pastorín dijo que los iba a atender
el 30 de abril”. Desde el 30 de abril hasta acá, algunos de nosotros hicimos
una medida de lucha para que nos recibieran. Hicimos una “sentada” frente a la Presidencia, porque lo
habíamos intentado otras veces. Estas caritas que están acá y muchos veteranos
más, estuvieron sentados, algunos en sillas -porque si se sentaban en el suelo
no se podían levantar- y otros en el suelo, para lograr una entrevista con el
Director General de Secretaría, el señor Diego Pastorín. No se nos ha recibido
y en el transcurso del 30 de abril hasta ahora, algunos de los que estuvieron
en esa medida de lucha, ya se fueron de este mundo.
Entendemos
que merecemos un poco más de respeto. No estamos reclamando piedad, sino
respeto. Aunque sea, deberían contestarnos para decirnos que no nos quieren
recibir, pero darnos una respuesta. ¡Nosotros existimos! ¡Estamos en esta vida!
Otra
prueba del ataque a nuestra organización es la siguiente. Todas las
organizaciones sociales sin fines de lucro, tienen exonerada la Contribución
Inmobiliaria. A la Coordinadora
de Jubilados y Pensionistas del Uruguay le fue negada la exoneración por
la señora Intendenta Municipal de Montevideo. Estamos peleando este tema.
Teníamos una entrevista con la
Comisión de Hacienda de la Junta Departamental
este martes, que desgraciadamente se suspendió.
Queremos denunciar algunos de los problemas más
fuertes que nos aquejan. Voy a dar algunas cifras. El promedio jubilatorio,
oscila en los $ 8.000. En el mar de los promedios, se ahogan los más chiquitos,
ya que tenemos jubilaciones de $ 2.500,
de $ 3.000 y de $ 4.000, en un país
donde la canasta básica familiar está situada en $ 55.000. Nos dicen que es un
proceso y que hay que esperar. Acá hay muchos que no tienen tiempo de esperar.
Nosotros prácticamente todas las semanas hacemos un minuto de silencio y esos
que se van de este mundo merecen el respeto de los que supuestamente, cuando se
arregle la cosa, tendrán los beneficios que reclamamos.
No nos cierran los argumentos. Dicen que no hay plata,
pero yo ahora les voy a demostrar cómo hay plata en el BPS.
Tenemos un Sistema Integrado Nacional de Salud, que
excluye a los más pobres y compañeros de 90 años que tienen que levantarse a la
1 de la mañana para ir a conseguir un número al Hospital de Clínicas, al
Hospital Pasteur o al Hospital Maciel. Hay compañeros que viven en Las Piedras
que cuando van al hospital, les dicen que no tienen médico de medicina general
y los mandan a la policlínica barrial, pero allí el médico no va porque tuvo
esto o aquello. Así, pasan semanas, pero las enfermedades no se detienen hasta
que se consiga número o el médico atienda. A la edad nuestra, avanzan
aceleradamente.
Tenemos entre 800.000 y 900.000 uruguayos que están
fuera de la seguridad social. La inmensa
mayoría son viejos. No nos pueden decir -como frívolamente se expresa el señor
Murro-: “No habrán trabajado; no cotizaron para el BPS”. Nadie vive sin
trabajar; trabajaron, pero capaz que el patroncito juntaba los aportes y no los
vertía al BPS. Quizás el trabajador arreglaba con el patrón porque el sueldo
que ganaba era muy poco y prefería tener los aportes que se debían realizar al
BPS, y por eso no se vertían. También puede suceder que el BPS haya perdido información. En ciento de miles
de casos, el trabajador va al Banco y allí se les dice que se perdieron los
antecedentes, porque hubo un incendio e irresponsablemente no había respaldo. Aunque
no estamos hablando del tiempo de las computadoras, sabemos que antes existía
el papel carbónico. Como dije, por ese motivo mucha gente no puede jubilarse.
Por otro lado, a quienes solicitan pensión por vejez le
hacen una investigación, un proceso como de la Gestapo para saber la
integración de la familia y cuánto ganan el hijo, el hermano, el cónyuge y
hasta el cuñado. Si alguno gana más de tres Bases de Prestaciones y
Contribuciones, resulta que es ese familiar el que le tiene que pagar la
pensión.
Lo mismo pasa con la pensión por discapacidad. También en
ese caso investigan lo que ingresa en el núcleo familiar y si supera las tres
Bases de Prestaciones y Contribuciones, el Banco de Previsión Social no paga
nada.
Siempre cuento una anécdota que los señores Senadores no
conocen. Un día venía para el Palacio Legislativo; enfrente hay un quiosco y de
ahí salió una mujer joven que, furiosa, me dijo: “Morales, usted es un
sinvergüenza, usted hace pelear a las familias”. Me di vuelta y le dije: “A
usted no la conozco ¿por qué me insulta de esa forma?”. “¿Por qué?” -me
contestó- “Porque usted le dijo a mi madre que yo tenía que pagarle la pensión
por discapacidad”. “Mire,” -le contesté- “yo no le dije eso a su mamá, lo
establece el Código y nosotros queremos cambiarlo, queremos anular eso porque
sabemos que usted, por ejemplo, está trabajando para sacar el jornal del día.
Moralmente, la familia protege a la familia pero el Estado tiene la obligación
de protegerla también. Desgraciadamente, el Estado no la protege y por eso es
que la obligan a usted a que le pague la pensión por discapacidad a su mamá”.
Hace muchos años hubo un conductor de los jubilados que se
llamó don Paulino González; no era un hombre de izquierda pero fue un gran guía
de los mal llamados pasivos, de los jubilados y pensionistas. Era famoso por
las “sentadas” en la calle; nosotros, en nuestras medidas de lucha, tratamos de
emular aquellas heroicas actitudes de los años 60.
Entre algunas de las cosas que consiguió estuvo el
aguinaldo. Hoy en día, los jubilados del BPS y los policiales somos los únicos
que no tenemos aguinaldo. Todos los trabajadores y los jubilados -militares,
profesionales, notariales, etcétera- lo tienen menos nosotros. Nos mienten pero
las mentiras tienen patas cortas; nosotros hicimos un juicio al BPS por esto.
El señor Ernesto Murro decía que el aguinaldo estaba integrado en la
liquidación de la jubilación. Resulta que la Jueza, que falló en contra nuestra, lo hizo
alegando que el aguinaldo estaba derogado por el Acto Institucional Nº 9 de la
dictadura. Así estamos en este país, donde los actos inválidos de la dictadura
hoy tienen validez.
También en aquellos años Paulino González, buscando rescatar
aquellos valores de la humanidad donde el viejo era el centro del cariño y del
respeto, había conquistado con sus famosas “sentadas” algo más. Precisamente,
buscando rescatar esos valores, pensó en cómo se podía homenajear al viejo
uruguayo. Medallas, plaquetas o pergaminos sería algo de nunca acabar, entonces
se fijó una cantidad simbólica de dinero -a la cual se le puso el nombre de “prima
por edad”- que se le pagaba al jubilado cuando cumplía 70 años de edad. Era un
reconocimiento de la sociedad hacia sus viejos, no tenía valor económico sino
simbólico. Resulta que la dictadura lo elimina y el exPresidente Sanguinetti no
lo devolvió en ninguno de sus períodos de gobierno, como tampoco lo hicieron el
exPresidente Lacalle, ni el exPresidente Batlle. ¿Quién lo devolvió? El
exPresidente Vázquez, pero mercantilizado. Resulta que si yo cobro más de
tres Bases de Prestaciones y
Contribuciones, que no es una fortuna -si mal no recuerdo son $ 8.497- ya no
soy el viejo querido por la sociedad que me homenajea, me convierto en un viejo
de porquería, no me la pagan. Pero lo que es peor, la devolvió prostituida,
porque si se suman los ingresos del núcleo familiar y la suma fuera $ 8.498 -aunque yo gane $ 2.000- ya ni siquiera
soy un viejo de porquería, porque no tenemos derecho a la prima por edad.
Aquello del reconocimiento de la sociedad no existe, porque tengo un pariente,
un hijo, que gana más de tres Bases de Prestaciones y Contribuciones, como si
esto fuera una fortuna. Se perdió aquel valor que rescató don Paulino González.
Si recorremos el país y vemos, sobre
todo, a los jubilados rurales y las jubiladas domésticas, veremos que no son
jubilaciones de hambre o de miseria, las jubilaciones que perciben son
vergonzosas, de $ 2.500 y $ 3.000. Dicen que no hay plata, sin embargo, se
están privatizando casi todos los servicios del Banco de Previsión Social.
En el año 2002 -los viejos funcionarios
del Palacio Legislativo deben acordarse cómo veníamos a este Recinto- el doctor
Batlle nos quiere sacar de lo que nosotros entendemos es el lugar natural en el
que cobrábamos la jubilación que es la Caja de Jubilaciones. Se
quiso tomar esa medida modernizante y que cobráramos en cajeros automáticos,
sin tener en cuenta que no somos de los tiempos de las nuevas tecnologías.
Luchamos, peleamos, dijimos que no, que no podían obligarnos que, en todo caso,
fuera una decisión opcional, porque la inmensa mayoría de nosotros era del
tiempo del pagador de sueldos de carne y hueso. Logramos derrotar eso, ¿saben
con qué? Con la ayuda de un canal de televisión de Paysandú que entrevistó al
azar a una señora que estaba en la cola del Banco de Previsión Social de esa
ciudad. Le preguntaron si quería hacer la prueba con el cajero automático y la
señora intentó catorce veces cobrar, no pudo y fue a cobrar con el cajero de
carne y hueso. Derrotamos eso, y con alguno de los Legisladores que en aquel
tiempo eran de la oposición -que hoy forman parte del Partido de Gobierno-
elaboramos un proyecto de ley de doble opción para que el jubilado pudiera
elegir dónde cobrar -en el Banco de Previsión, que era el lugar natural, en el
cajero automático, o en un Abitab, donde quisiera- en una actitud de respeto
hacia la voluntad personal de cada uno.
Resulta que hace un año y medio atrás se habló de
bancarización, hasta se habla de que la tarjeta del Club de Baby Fútbol del
barrio se va a pagar a través de los bancos. Nosotros no estamos de acuerdo con
esto, nos parece que debe ser la gente la que elija dónde cobrar. Ni siquiera
nos permiten elegir dónde cobrar las
miserables jubilaciones que cobramos. No es justo, señores Senadores.
¿Saben una cosa? Si ustedes van al Banco de Previsión Social
a las 7 de la mañana -abre a las 9 y 30-
verán que las colas para los préstamos son enormes. Este es otro de
nuestros estigmas. La jubilación no nos alcanza y si se nos rompe algo, se nos
enferma un familiar o tenemos que viajar por asuntos de familia, no tenemos
plata. ¿Qué hacemos? El Banco de Previsión Social nos presta dinero al 33% de
tasa de interés anual cuando debería cobrarnos los gastos administrativos y
algún pequeño recaudo para mantener el capital; en estos tiempos en que se habla
de la fortaleza del peso y el aumento de la economía, nos cobra un 33%. El
Banco de Previsión Social “curra” con las miserias, con las necesidades de los
viejos trabajadores uruguayos, de aquellos que enriquecimos al país, de
aquellos que enriquecimos a nuestros antiguos patrones, de aquellos que
enriquecimos a algunos gobernantes -de los anteriores y de los actuales- pero
se “curra” con nuestra miseria.
Como el mes que viene vamos a cobrar un
poco menos, nos metemos en los préstamos del Banco República, pero resulta que
hay tres líneas de crédito. Quien les habla está metido en tres del Banco
República, y no para comprarme un auto cero kilómetro ni para viajar a Cancún,
sino para ir cubriendo las necesidades. El Banco República nos cobra alrededor
de un 38% y terminamos en las privadas, que nos cobran más del 50%. Hay gente
que cobra papeles, porque podemos operar hasta el 70% de nuestras magras
jubilaciones. Estamos metidos en esos préstamos infames que nos matan, y el
único que agarramos junto es el primero que hacemos en cada lugar, porque
después reenganchamos. Estamos esperando los diez meses para reenganchar,
porque la miseria, el hambre y las enfermedades son duras o porque se nos rompe
la heladera o la cocina y no tenemos plata para arreglarla.
Ahora se va a privatizar también el
tema de los préstamos. Es decir que vamos a poder ir a cobrar los préstamos a
cualquiera de esas casas que proliferan todos los días y que crecen como
hongos. El negocio más grande en el Uruguay es prestar plata, sobre todo a los
viejos. Incluso, hay Directores del BPS que dicen que son representantes
sociales y cobran fuera del BPS. Muchos de nuestros compañeros de la Coordinadora de
Jubilados son trabajadores públicos y otros que no lo son también defienden al
BPS como una empresa pública. También hay Legisladores que no cobran en el BPS,
que se modernizaron, pero los respetamos, porque nosotros impulsamos la ley de
doble opción. Quiero recordar que el Presidente Batlle vetó esa ley, pero
nosotros le levantamos el veto con miles y miles de viejos acá alrededor.
Nos dicen que no hay plata, pero les
voy a contar cuánto ganan aquellos que fijan jubilaciones de $ 3.000, $ 4.000,
$ 5.000 o $ 6.000, según la versión que nos llegó. Los señores Senadores tienen
poder para investigarlo; nosotros no lo tenemos, pero confiamos en las fuentes
que nos hicieron llegar estas versiones. El Gerente de Sumarios del BPS gana $
93.370 más compensación; a esa altura las compensaciones son de alrededor de $
10.000. El Jefe de Sección gana $ 67.739 más $ 13.548 por extensión horaria y
más la compensación. El Gerente de Sector gana $ 93.370 más compensación. El
Gerente de Área gana $ 151.605 más compensación. El Gerente General gana $
111.176 más $ 90.864, no sé por qué concepto, y más la compensación. El Asesor
del Directorio, algo que es repugnante -el doctor Giorgi; tuvieron que
topearlo, porque si no ganaba más que el Presidente de la República- gana $ 202.140 más $ 28.672 y más
compensaciones. Es inmoral que asesore al Directorio para otorgar jubilaciones
de hambre y que este hombre gane en un mes lo que no gana un jubilado en
treinta o cuarenta años. Es vergonzoso. El Director Técnico de Prestaciones
gana $ 151.605 más $ 40.428 y más la compensación. El Subgerente General
gana $ 111.176 más $ 70.750. El Gerente de Informática gana $ 181.926 más
compensación.
Desgraciadamente, la reestructura que
fijó estos sueldos contó con el aval del sindicato de los trabajadores del
Banco de Previsión Social; recién vimos salir a algunos de esta Sala. En mis
tiempos, cuando yo era militante sindical, ante estos escándalos, poco menos
que teníamos prendido fuego el Uruguay. Hace un tiempo
fui a San José y me encontré con el señor Representante Cersósimo que fue
Subsecretario del Ministerio de Industria -soy
jubilado del Frigorífico Nacional pero fui trasladado al Ministerio de
Industria y era Presidente del Sindicato- quien me dijo: “Morales, pensar que
me hizo la vida imposible en aquellos años y ahora coincido totalmente con
usted”, haciendo referencia a cuando le denunciábamos algunas de estas cosas.
Reitero, no vinimos a buscar piedad.
Es más; tenemos una larga trayectoria parlamentaria. Cuando éramos trabajadores
fuimos dirigentes de COFE y hoy, todos los compañeros que estamos acá, que
somos jubilados, tenemos una larga trayectoria de concurrencia al Parlamento
para reclamar un poco de justicia, de sentido común y para decirles a los
señores Legisladores que nosotros no podemos darnos el lujo de aguardar por ese
proceso del cual nos hablan. Para nosotros es hoy o nunca porque no tenemos
tiempo para esperar. Si hay un sector de la sociedad que no tiempo de esperar
es el nuestro. Sabemos que el Parlamento no tiene iniciativa en materia de
seguridad social para aumentar jubilaciones, pero cada uno de ustedes integra
un partido político y puede hablar con los jefes políticos de cada una de las Bancadas
y ver qué se puede hacer en conjunto para que, por lo menos, se atienda alguno
de los puntos que reclamamos.
Pretendemos -algunos nos dicen que
estamos locos, pero no es así- una jubilación mínima de $20.000. La jubilación
mínima ahora está en $5.800, y hay peticiones de $6.200, $400 de aumento. Eso
es una inmoralidad, nosotros no hacemos eso. Pedimos $20.000. ¿Por qué? Porque
no requerimos en función de lo que nos quieran dar sino de lo que se precisa. Y
$20.000 es una cifra vieja porque ya hace como un año que lo resolvimos.
Solicitamos ajustes cada cuatro
meses. Estamos un año corriendo detrás del precio de la carne, de la leche, de
los fideos, del arroz, de la verdura y de los servicios del Estado. Los precios
aumentan todos los días. En el día de ayer recibí, por ejemplo, los tributos
domiciliarios. La última vez pagué cuatrocientos y pocos pesos -creo que llegan
cada dos meses- y ahora me vinieron $ 631. El propio Estado es el que sube los
precios. Nosotros tenemos que esperar un año para tener un ajuste jubilatorio
porque estos mendrugos que dan en el mes de julio de $ 300 o $ 400 no sirven
para nada, y no se los dan a todos sino a quienes cobran las jubilaciones
mínimas. La canasta humillante que recibimos a fin de año no resuelve las
cosas. Al contrario, nos avergüenza. Es una vergüenza que a mujeres y hombres
que dejaron su vida trabajando por este
país, se los destrate y se les falte el respeto de esa forma.
Pedimos ajustes de jubilaciones cada
cuatro meses.
Queremos la devolución del aguinaldo
y de la prima por edad sin topes. Pedimos la derogación del Fonasa y la
instalación de un sistema único y estatal de salud. Estamos gastando mucho más
dinero en salud, que en el caso de que fuera
el Ministerio de Salud Pública el único que operara en esta materia.
¡Fortunas se están llevando las camarillas de los dueños de las mutualistas!
A mí, como a miles, me metieron a
“prepo” en el Fonasa. Voy a la mutualista y me dan dos medios medicamentos al
año. Lo que sucede es que nosotros, cuando vamos al médico, tenemos que pedir
cuatro o cinco medicamentos. Yo, que soy uno de los más jóvenes de los que
estamos acá -y estoy pisando los 70 años- tomo siete medicamentos por día. Con
el Fonasa y sin él hay que llevar plata a la mutualista porque me darán
medicamento este mes, pero ya no el mes que viene porque los remedios hay que
pagarlos. El Fonasa, después de las AFAP, es la estafa más colosal que nos han
hecho a los uruguayos hasta el día de hoy. No podemos atender la salud y no
olvidemos que tenemos los compañeros que van a la una de la mañana a hacer cola
a los Hospitales de Clínica, Pasteur o Maciel.
Pedimos la
derogación del Fonasa y la instalación de un sistema único, nacional y estatal
de salud. Asimismo, solicitamos cobrar la jubilación donde queramos. ¿Cómo es
posible que no podamos cobrar en el BPS? Resulta que el señor Murro, que tiene
una calidad para elaborar cosas en materias que no nos hacen ningún bien, nos
dice que el jubilado nuevo debe cobrar en Abitab, Red Pagos o Banco República.
Y nosotros le decimos: “No, él eligió cobrar acá”. Y nos responde: “Pero acá no
puede cobrar porque no hay más cupos”. Resulta que se le paga a Renaemse una determinada
cantidad de dinero para que se cobre una determinada cantidad de jubilaciones.
Murro dice que no hay cupos. Nosotros preguntamos: ¿son inmortales los que
cobramos en el BPS? ¿No se muere ninguno? ¿No se abre ninguna nueva posibilidad
para el que quiera cobrar en dicho organismo? Esto es una estafa a partir de
una ley, la Nº 17.550,
que alguno de ustedes votaron, por la que no se nos permite cobrar en el BPS.
Podría
pasar toda la tarde describiendo penurias de nuestro sector, pero ni ustedes ni
nosotros tenemos tiempo para seguir hablando. Ustedes viven en Uruguay y saben
cuál es la realidad. Aunque pasen por la calle en un coche, podrán ver la
miseria que hay y apreciar que la inmensa mayoría que la está padeciendo son
viejos. Destapen a alguno que vean -si es que está tapado el pobre desgraciado-
y observen. Ser viejo en el Uruguay es un martirio, un suplicio. ¡Por favor,
señores Legisladores, les pido que tengan un poco de sensibilidad! No tienen
iniciativa en materia de seguridad social. ¡Pero protesten, golpeen, exijan a
los jefes de sus partidos, a los integrantes del Partido de Gobierno! ¡Pidan al
Presidente que los reciba para que por lo menos puedan describirle la
situación, que vea cuál es! No nos quieren recibir porque nosotros decimos estas
cosas. Reciben a otros que son cómplices de lo que está pasando. A nosotros no
nos reciben.
Pedimos
esta reunión con ustedes para que el Senado tenga la otra versión de esta
triste novela que vivimos los viejos uruguayos.
Muchas
gracias, señor Presidente.
Estamos
a las órdenes por si alguien quiere hacer alguna pregunta.
SEÑOR DOS SANTOS.- Yo pido a estos señores Legisladores integrantes de esta Comisión que
tengan un poco de sensibilidad. Como pasivo con 76 años cobro una jubilación de
$ 8.000, pero dicho monto está reducido debido a los préstamos del BPS
porque, de lo contrario, no podemos asumir el diario vivir. Inclusive, hoy los
viejos hasta debemos ayudar y darles una mano a los nietos. Pero con
$ 8.000 no se puede hacer mucho. Quiero que les trasmitan esto a los jefes
de los diferentes partidos que integran el Gobierno, que tengan un poco de
sensibilidad para con nosotros. Teniendo en cuenta el costo de la canasta
familiar hoy en día, el costo de vida, y lo que nos da la seguridad social de
ingreso, es imposible, desgraciadamente, tener acceso a los artículos de
primera necesidad, siendo de total conocimiento que estos aumentan
paulatinamente, si no todos los días, todas las semanas. Recuerdo que hace
muchos años los jubilados ni se acordaban de que existían los préstamos del BPS
y del BROU, y hoy si no recurrimos a ellos no podemos subsistir. ¿Qué significa
eso? Vivir con migajas, de rodillas todo el mes, todo el año. Así que lo único
que les suplico es un poco de sentido común, de sensibilidad para con nosotros.
Muchas
gracias y disculpen la molestia.
SEÑORA
ALONSO.- En
mi caso, tengo 89 años y estoy jubilada desde el año 1977. Me jubilé muy joven,
por enfermedad y con todos los derechos de la ley. ¿Y saben qué pasa hoy? Cobro
$ 9.000. Acá están todos los papeles de la jubilación mía; puede revisarlos.
SEÑOR
PRESIDENTE.- No hace falta. Le creo.
SEÑORA
ALONSO.- Antes,
para todos los jubilados había un descuento, que era de un 60%. Hoy no tenemos
nada. Nos controlan todo. Ni siquiera podemos acercarnos al Presidente del
Banco de Previsión Social para reclamar, porque no nos recibe, así que no
podemos hacer nada. Pero voy a luchar por los que vienen atrás, o sea, por
ustedes mismos.
SEÑOR
PRESIDENTE.- Tomamos nota de toda la problemática planteada, que ha
quedado registrada en la versión taquigráfica.
Les agradecemos su presencia.
No habiendo más asuntos, se levanta
la sesión.
(Es la hora 17 y 52 minutos.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario